Sin duda alguna, la venta de monitores fetales en los últimos años ha ido aumentando exponencialmente. Una gran cantidad de hospitales, clínicas, centros de salud y profesionales del área médica, que ofrecen sus servicios de forma particular, buscan contar con los equipos que les permitan brindar la atención que sus pacientes necesitan.
Monitorear el estado de gestación en el que se encuentra un feto le permite al doctor saber el avance gestacional que se tiene, si existe riesgo de que el feto desarrolle alguna patología y los posibles tratamientos que se le pueden dar desde el principio de la misma. Además, otorga seguridad al paciente, en este caso la madre, pues ella misma puede ver y conocer el estado en el que se encuentra su embarazo.
Los monitores que se emplean para valorar un feto existen en diferentes modelos y con múltiples funciones que se adecuan a las necesidades de quienes lo usarán para brindar un servicio médico en el área prenatal. Conoce cada una de las diferentes versiones de monitores que tenemos y pregunta por la que más se adecue a lo que estás buscando, nosotros te asesoramos para que adquieras el modelo ideal.
Monitores Fetales ¿qué son?
Los monitores fetales son aparatos que permiten medir y dar seguimiento al desarrollo del bebé dentro del vientre materno. Para muchos que no están familiarizados con el término puede sonar extraño y ajeno, sobre todo para las mujeres que no han tenido un embarazado. Sin embargo, para aquellas que ya han pasado por un embarazo conocen de este aparato que fue empleado para su control médico, pues estos instrumentos son empleados para, como su nombre lo indica, monitorear tanto adentro como afuera del vientre al feto que se está formando y, así, dar parámetros muy importantes para la madre y para el bebé.
Los gineco-obstetras son los profesionales médicos que emplean, de forma más usual, los monitores fetales, sobre todo en las últimas semanas de gestación o, incluso, durante la labor de parto para evitar alguna complicación.
¿Cuál es el uso que se le puede dar a un monitor fetal?
Los monitores fetales, en términos generales, nos permiten monitorear los siguientes parámetros:
- Contracciones uterinas, que en un momento la madre está teniendo, son captadas gracias a una sonda diseñada especialmente para cumplir dicha tarea.
- Frecuencia y ritmo cardiaco del bebé son registrados por medio de una sonda de ultrasonido, mejor conocida como Doppler.
Durante todo el proceso se recoge información que después es visualizada en las pantallas digitales que, de igual forma, capturan los sonidos y los emiten en una banda de papel, algo muy similar a un electrocardiograma o una ecografía que, también, se puede pedir al gineco-obstetra para que también lleve un control sobre las contracciones que la madre está tendiendo, así como los latidos del bebé.
Es posible que los doctores puedan descubrir en un margen aceptable de tiempo algunas condiciones en el feto que lo hagan sufrir, y que puedan actuar en consecuencia. Un ejemplo claro del uso del monitor es cuando se supera la fecha estimada de parto, pues una vez pasada esa fecha el monitoreo debe de ser más frecuente para estar al pendiente de la salud de la madre y del bebé.
¿Cómo se deben de usar los monitores fetales?
Estos monitores pueden ser empleados de dos maneras, una para monitoreo externo y otra para monitoreo interno. Si es empleado para el primer caso, se emplea un transductor de ecografía y un tocodinamómetro externo el cual se coloca en el abdomen del paciente, en este caso la embarazada, usando cintas y correas que se adecuan al contorno.
Tanto el transductor de ecografía, como el tocodinamómetro externo son sensores semejantes a discos que, por su sensibilidad, pueden capturar en un documento (banda de papel) los latidos del corazón del bebé y las contracciones de la madre. Dado que esta clase de monitoreos son más comunes, se ha visto que no representan ningún riesgo al momento o después de realizarse.
A diferencia del anterior, el monitoreo fetal no es tan común, pues se emplea para conocer lecturas más exactas de la frecuencia cardiaca del feto. Para realizar el proceso es necesario colocar un sensor en el cordón umbilical que ayude a llevar un registro de las contracciones, asimismo, se dilata un poco el cuello del útero para hacer un pequeño orificio en la placenta (bolsa de agua) para colocar un electrodo en la cabeza del bebé que permitirá tener gráficas más exactas. Aunque también es importante señalar que existe la posibilidad de infección durante este tipo de monitoreo.