Desfibriladores

Cuando hablamos de desfibriladores, es natural que mencionemos la acción de desfibrilación la cual, por supuesto, se refiere a una descarga eléctrica que se manda al corazón, ya sea que se haga por medio de la pared torácica o se abra el tórax. Si tenemos claro este proceso será mucho más sencillo comprender que los desfibriladores son equipos destinados para realizar la acción antes descrita.

A lo largo de múltiples filmes y programas de televisión es posible observar la presencia de este equipo cuando alguna escena es referente a una emergencia del corazón, es gracias a esas series y películas que podemos darnos una idea del funcionamiento de este aparato: El doctor frota las paletas del desfibrilador, ordena a todos “Despejar” y coloca esas mismas paletas en los puntos indicados del tórax del paciente el cual, al recibir la descarga, saltará de su lugar.

Ahora, en términos mucho más técnicos, los desfibriladores bifásicos producen una descarga de, aproximadamente, 200 julios, lo que equivaldría a recibir en el pecho la patada de una persona atlética. A diferencia del desfibrilador bifásico, que se emplea cuando no se sabe a ciencia cierta de qué problema cardiaco se trata, el desfibrilador monofásico emplea 360 julios para los casos de personas adultas, mientras que para los infantes la descarga de energía eléctrica equivaldrá a 2 y hasta 4 julios por cada kilogramo de peso.

Una de las funciones más comunes de este equipo médico y, sin temor a equivocarnos, la más conocida por el público en general es la reanimación del corazón cuando éste ha caído en paro cardiaco. El corazón es un órgano que debe su funcionamiento (contracción y expansión) a energía, de modo que cuando está inmóvil, es el desfibrilador quien le ayuda dándole un primer impulso que le permita continuar su labor.

Para ejemplificar lo anterior podemos pensar en una bomba de agua que necesita estar conectada para tener energía eléctrica que le permita funcionar, algo muy parecido ocurre en el corazón, sólo que éste únicamente requerirá una ayuda inicial para funcionar después de forma independiente.

Las arritmias son uno de los tantos casos especiales de enfermedades cardiacas que requerirán una ayuda constante, es decir, un implante de desfibrilador en el corazón. Como puedes inferir, existen diferentes tipos de desfibriladores con formas, tamaños y detalles que los hacen indicados para situaciones diversas, actualmente se ha buscado implementar un dron para que éste llegue a donde se encuentra el paciente, brinde instrucciones exactas a alguien presente y dé la descarga eléctrica.

Ya lo mencionábamos en el párrafo anterior, existen diversos tipos de desfibriladores, aquellos que son manuales (modelos más antiguos) requieren que el doctor los configure sobre la cantidad de energía que se utilizará a través de una perilla. Para conseguirlo, deberá calcular el peso del paciente y sopesar la urgencia o gravedad de la situación, después de eso se oprime el botón, se colocan los electrodos en los puntos señalados.

Si después de la primera descarga, se vio que no fue suficiente para reanimar al paciente, se aumenta la energía y se vuelve a realizar la descarga.

Los desfibriladores más actuales, facilitan la labor del doctor cada vez un poco más; de hecho, ya existen los que son semi-automáticos, equipados con diversos sensores que permitirán conocer qué cantidad de energía se necesita, cuánto tiempo, si se han colocado bien los electrodos, entre un largo etcétera.